Daniel Y Ary-Nunca Estaras Sola Amiga

Era una fría noche en la gran ciudad de Nueva York, hace ya 5 años atrás, donde en un condominio, lleno de familias con niños pequeños, vivía Daniel Brown, un joven chico de apenas 4 años. El estaba durmiendo cálidamente en su cama, cuando una luz roja que venía de la calle inundo la pieza del chico. Unos fuertes ruidos de motores lo despertaron. El, un poco temeroso, se levanto de la cama, y de puntillas fue a su ventana que daba vista a la calle, y se sorprendió al notar que las luces venían de una linterna sobre unos enormes autos de policía, los cuales eran mucho más grandes de los que tenía el en su baúl de juguetes. Entonces, aparecieron más autos aun. Uno, dos, tres autos mas llegaron acompañando a la primera patrulla. Todas se detuvieron frente a la casa de la amiga de Daniel, Ary. Tenía la misma edad que el chico, y se conocían desde los 2 años, ya que se veían en el parque o en el jardín de niños. De la primera patrulla, bajó un hombre gordo y grande, que después, fue acompañado por otros más jóvenes y flacos.  Con lentitud y pesadez, fueron hacia la entrada de la casa de la niña. Tocaron el timbre, y no paso mucho antes de que la mamá de Ary abriera la puerta. En ese momento, a la pieza del chico llegaron sus padres, Django y Milly Brown, un poco confundidos y asustados. Ellos sabían que la pieza de su hijo quedaba cerca de la calle, por lo cual al oír el ruido, fueron directo a su habitación.

-Daniel hijo, ¿Estás bien?- pregunto preocupada su mamá.

-Shi mami- dijo él, y volvió su mirada rápidamente a la ventana. Sus padres lo fueron a acompañar.

El policía tomo una carpeta, la leyó y volvió a mirada la mujer, aun muy confundida. Ella asiente ante una pregunta del policía, y este, se quita su gorra, informándole algo con cara de tristeza.  Milly se cubre la boca luego de tomar una gran bocanada de aire, y su esposo la abrazo por la espalda.

-Amor…. ¿No crees que el accidente de auto fue….?- pregunto está muy angustiada.

-No lo sé mi vida. Espero, con toda la fuerza de mi corazón, que no sea así.- le respondió el hombre con el mismo tono de angustia.

En ese momento, la mamá de Ary, cae al suelo en llanto, y unos de los policías se agacho a su lado. Desde afuera, se oyó el grito de la mujer que lloraba sin consuelo aun en el suelo.

-¡NO!- grito Milly, y comenzó a llorar bruscamente, lanzándose  a los brazos de su esposo. Este la abraza con fuerza, y una disimulada lágrima cae por sus mejillas.

El pequeño estaba mirándolos desde abajo. No comprendía nada. Nunca había visto llorar a sus padres, lo cual le dio mucho miedo y lo confundió aun más.

-¿Mami?... ¿Papi?.... ¿Qué pasho?- pregunto el niño asustado, jalando de la bata de dormir de su mamá.

-Hijo, vamos a conversar con la mamá de Ary. Volvemos en unos minutos; tú vuelve a la cama y duérmete.

El niño obedeció, se subió a su cama y se cubrió; pero cuando sus padres salieron de su habitación, el pequeño volvió a levantarse y mirar por la ventana. Ahí estaban sus padres, corriendo a la otra casa. Uno de los policías lo detuvo, pero luego de conversar unos momentos, los dejaron pasar. Milly fue corriendo donde su amiga, la abraza y comienzan a llorar juntas en el suelo, mientras que Django fue donde el policía gordo y con lagrimas en los ojos hablaba histéricamente con él, agitando ferozmente los brazos en el aire. Esa noche el niño casi no pudo dormir. ¿Qué había sucedido? No lograba entender.
A la mañana siguiente, el chico bajo las escaleras a la cocina, donde estaba ambos padres; callados, no comían y permanecían sentados, ni siquiera percataron de que su hijo llego a la cocina.

-Buenos diash mami….- dijo el niño, pero no obtuvo respuesta hablada, solo la mujer lo miro y dio una muy forzada sonrisa.

Daniel se sentó en su silla, y vio que su desayuno aun no estaba en la mesa. Su madre la seguía cocinando. Nunca se tardaba tanto. ¡¿Qué es lo que pasaba?!
Django cogió el diario, leyó los encabezados de último momento y rápidamente lo cerró, cerrando los ojos y gimiendo de dolor, como si algo se hubiese golpeado el pecho. Una pequeña lágrima salió con dificultad. El no quería mostrar debilidad, aun que la cruda verdad se lo comía por dentro. Llego un minuto en que no aguanto más, se levanto donde su mujer, le dio un pequeño beso en la mejilla, le dio las gracias por el desayuno al oído, y después se retiro.

La curiosidad invadió a Daniel, y se levanto a recoger el diario. Cuando la abrió, encontró en la portada una imagen en blanco y negro. El pequeño logro ver un enorme camión en llamas. En los encabezados salía algo en grande, pero el chico aun no sabía leer con fluidez, por eso, tomo el diario y lo llevo donde su mamá.

-Mami, ¿Qué dishe aquí?- pregunto el levantando el diario lo más que sus pequeños brazos le permitieron.

La mujer desvió la mirada de las galletas que estaba revolviendo sin ganas hace más de 15 minutos, y vio el anuncio del diario. La mujer no pudo evitar soltar unas lágrimas, y con dificultad le respondió al pequeño.

-Dice… "Explota un camión de gas en un choque" . "Tres muertos deja un choque de un camión de la compañía "Mr. Gas" contra un auto."

El pequeño se quedo en silencio, sin bajar el diario. Esperaba que su mamá le leyera más. La mujer al darse cuenta de lo que quería su hijo, le quita lentamente el diario, lo deja a un lado, toma al niño en brazos y lo sienta en una de las sillas de la cocina. Se agacha y le toma dulcemente de la mano.

-Daniel… creo que debo explicarte lo que paso. Ayer en la noche, ¿Viste a los policías en la casa de Ary?...- el pequeño asiente y su madre continua.- Bueno; en la noche, hubo un accidente en el centro. El conductor de un camión de gas no vio la luz roja de un semáforo, por lo que siguió, pero….- trago saliva con mucha dificultad.- choco contra un auto. El impacto provoco que el gas explorara en llamas…. ma-tando a ambos conductores y a un bombero que intentaba apagar el fuego. El… conductor del auto…. era el papá de Ary.- sus ojos se llenaron de lagrimas, y apretó con fuerza la mano de su hijo.

El niño no pudo hablar. Estaba asustado tanto como la noticia como al ver a su mamá llorando cara a cara.

-¿Esta… muedto?- pregunto el pequeño inocentemente, tratando de entender.

Milly simplemente se lanzo hacia él y lo abrazo. Su llanto se volvió más fuerte. En ese momento llego Django, y al ver al ver la cruda escena, fue donde su esposa y le tomo la mano.

-¿Le contaste cariño?

La mujer asiente con la cabeza, sin dejar de llorar.

-¿Todo?

La mujer volvió a asentir. Django se agacha y abraza a su hijo.

-¿Tu sabes que el padre de Ary era nuestro amigol, verdad Daniel?- pregunto su papa, y el chico respondió asintiendo con la cabeza- Fue muy duro para nosotros la muerte de nuestro amigo, pero mucho más lo fue para su familia; ahora debemos apoyarlos en todo.

En ese minuto, Daniel recuerda a su amiga Ary, le levanta de la silla rápidamente y mira a sus padres con cara de suplica.

-¡¿Puedo id a ved a Ady?!

Ambos padres se miran, y deciden entre ellos la respuesta.

-Creo que no es buena idea por el minuto hijo. Mañana es el funeral, ahí podrás ver a tu amiga.

El chico simplemente asiente.

Ese día fue eterno para Daniel. No tenía ganas de salir al parque, por que se aburriría sin su amiga, sus padres casi no hablaban, solo hacían cosas inútiles, paseaban por la casa o lloraban a escondidas. Ese día, fue una tortura para muchos, en especial para el pequeño; no podía dejar de pensar en su amiga Ary.
Al día siguiente, el cielo estaba obscuro, lleno de nubes grises, como si el cielo tuviera pena de la muerte del hombre, al cual lo estaban velando en el patio de los Stevenson.
Milly estaba vestida de negro, algo muy raro en ella, ya que siempre era alegre y colorida, al igual que su esposo. El niño los veía ir de ahí para allá, caminando como zombies.

-¿Pod que no puedo id mami?- preguntaba el niño.

-Porque es un evento privado y de mayores. Además, no se pasa muy bien, es aburrido y nadie habla.- dijo la mujer tratando de animar a su hijo con una risa esforzada.

-Pedo ayed me dijiste que podía id a ved a Ady…- su cara mostro tristeza.

-Lo sé hijo, pero lo mejor es que te quedes aquí. Pórtate bien. Volveremos en 4 horas, y la señora Lisan estará aquí para cuidarte. Te amamos hijo.- le dice dándole un beso en la frente, dejándole un poco de brillo labial marcado. Su madre se lo limpia, y después sale de la puerta con su esposo lentamente. Django tenía un ramo de flores hermoso, cortadas del patio de Milly, que eligieron para esta dolorosa ocasión.

Daniel se quedo parado, viendo la puerta cerrarse, sin decir nada.

Paso mucho rato parado ahí… sin saber que hacer…. hasta que la señora Lisan, una vecina, vieja y gorda, que siempre se quedaba con Daniel cuando sus padres tenían que salir, lo llama a comer galletas recién horneadas de su casa. Era una mujer muy dulce, y cocinaba excelente, pero, ni sus historias podían animar al pequeño niño. No podía dejar de pensar en Ary.

Entonces, fue a su pieza, y mira por la ventana. El patio de la casa tenía una gran carpa blanca que lo cubría por completo. Era por prevención, ya que se pensaba que iba a llover de tan nublado que estaba el cielo. El chico seguía mirando; la entrada de la casa de Ary estaba llena de autos. Se sentía un aura de angustia en esa casa, que todos podían notar; no había ni un solo niño jugando en el parque… nada es como era antes.

En ese momento, una pequeña figura sale corriendo de la casa. Era bajita, de pelo celeste corto amarrado a dos mechas, con vestido negro. Corrió hasta el final de la entrada de su casa y se sentó en la vereda. Daniel, a ver a esa persona, no lo pensó dos veces antes de ponerse a correr y salir a su encuentro. Para su fortuna, la señora Lisan estaba durmiendo, por lo cual pudo salir sin obstáculos.

Salió de su casa y corrió hasta la pequeña persona. Estaba sentada con la cabeza oculta entre sus rodillas, llorando.

-¿Ady?...- pregunta inocentemente el pequeño.

La peliceleste levanto la mirada, y al ver a su amigo, rápidamente se seco las lágrimas con su mano.

-Hola Daniel….- dice entre sollozos.

-¿Puedo acompañadte?....

-Si….- respondió sin ganas la pequeña.

Daniel se sienta junto a la niña, y se la queda mirando. Nunca la había visto llorar, incluso cuando se tropezaba o se caía de los columpios. Ella siempre era alegre y fuerte, y para Daniel verla así hacia que su corazón se llenara de tristeza.

-¿Qué ashes aquí Ady?...

-Aah… nada, solo que no quería estar ahí. No podía ver a todos llorar, menos a mi mamá…- la pequeña apretó una flor de papel roja que tenía en su mano. Daniel no la había visto hasta ese momento.

-Mi mamá también llodo mucho; no me gudta…- el chico levanto la mirada y vio una bandada de pájaros volando. Cuando oye un tímido sollozo de su amiga, vuelve rápidamente la mirada hacia ella.

-A mi tampoco.- sus sollozos se volvieron llantos- Lo peor de todo, es que nunca más volveré a ver a mi papi… no te imaginas como estuvo mi mamá esa noche…. fue la más horrible de toda mi vida… los gritos, las luces, los enormes hombres que me miraban a cada minuto y que no dejaban de abrazar a mi mamá tratando de consolarla…

Los ojos de Daniel brillaron ante la pena de esa escena.

-… ¡TODO ESTO ES TAN INJUSTO!- grito la niña. Su llanto se volvió agresivo, tanto que le dio miedo a Daniel.- Ahora estamos solas…. solo mi mamá y yo…. nadie más nos va a cuidar.

El chico se levanta rápidamente, sorprendiendo a la chica. Este le toma la mano y la levanta.

-¡Eshcuchame Ady!- tomo la mano de su amiga con ambas manos y la miro fijamente a los ojos. La pequeña estaba confundida, pero emocionada ante esto.-Tú nunca estadas sola, no pod que me tienes a mí. Siempe edtade a tu lado, siempe te cuidade y podas contad con migo… tu mejod amigo.

La chica se sonrojo, y se sus ojos comenzaron a brotar lagrimas de felicidad. Una débil sonrisa se mostro en su rostro, y no pudo evitar lanzarse a los brazos de Daniel y llorar.

-Gracias Daniel… muchas gracias, eres el mejor amigo del mundo. Te quiero.- abrazo con más fuerza al chico.

-Yo también te quiedo Ady….- le devolvió el abrazo a su amiga. El cielo seguía nublado, pero ante el abrazo de los dos jóvenes parece haberse alegrado, ya que un débil rayo de sol cruzo las nubes, e ilumino la hermosa escena que hasta el día de hoy, ambos mejores amigos recuerdan, como el inicio de su bella amistad.

Fin.