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Phineas y Ferb y el misterio del mar.

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jgeg123's avatar
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 Océano Pacifico, cerca de las costas de Panamá

 

Cerca de la media noche, un pequeño barco rompía las olas haciendo que las gotas que saltaban brillaran como diminutas luciérnagas plateadas gracias a la luz de la luna llena, el silencio del mar solo era roto por el sonido de la caldera de vapor, el subir y bajar de los pistones en sus cilindros que movían la hélice...y los constantes quejidos del marino.

 -sabes algo Baljeet, me estoy dando cuenta que en nuestra sociedad soy el que hace todo el trabajo aquí- decía el fortachón marino mientras alimentaba la caldera con carbón.

 -ya te he dicho que me llames Capitán mientras estemos en el barco Byuford- le contesto el chico hindú sin soltar el timón.

 -Si, si, como quieras "capitán" pero en serio, ¿cuándo me tocara a mi manejar?-

 -estamos trazando una nueva ruta a través del pacifico gracias al nuevo canal, debemos de aprovechar el momento y la oportunidad de comerciar por esta nueva ruta, es una operación muy delicada, así que la respuesta por sexagésima vez es NO-

 -si, como sea, ¿al menos cinco minutos?-

 -no es posible que te del timón Byuford, para navegar un barco en altamar es necesario una gran cantidad de información, tomar en cuenta las corrientes y el viento para poder calcular una ruta y hacer las correcciones necesarias y no perdernos en el mar, cinco minutos a 20 nudos podrían significar salirnos de ruta, nunca podrían encontrarnos si eso pasara, además de que es necesario tener una gran concentración para poder estar al ti...- la larga charla del capitán Baljeet fue totalmente ignorada por su compañero que parecía perdido en el horizonte.

 -¡hey! ¡Mira allá! ¿Qué es eso?- decía mientras señalaba al horizonte, a lo que Baljeet golpeo su frente con la mano lleno de frustración.

 -y es por eso que no puedes tomar el timón, fácilmente terminaríamos en la Patagonia aunque nos dirijamos al norte- con resignación, Baljeet dirigió la mirada a donde señalaba su compañero -mmmm, que interesante- allá a lo lejos se veía como las olas reventaban sobre el mar, algo en verdad imposible de ocurrir, a menos que -debe de tratarse de un escoyo velando- dijo el capitán Baljeet mientras disminuía la marcha y ponía la proa al viento para detenerse -ahora veras lo importante que es ser un capitán, ese escoyo no esta marcado en las cartas náuticas, así que es mi deber el marcarlo para que sepan donde esta- al sacar el sextante del baúl Byuford miraba a su amigo completamente confundido.

 -Heeee, sí, claro, eso es, importante- nuevamente Jeet se golpeó la frente.

 -no sabes lo que significa un escoyo velando, ¿verdad?- Byuford miro a un lado y a otro como buscando a alguien más.

 -¿y si para fines prácticos suponemos que alguien más nos está viendo como en esos programas de televisión?- dijo el fortachón mientras jugaba con sus pulgares, Jeet solo suspiro y se dispuso a tomar la posición del escoyo.

 -Aún no se inventa la "televisión" Byuford, un "escoyo velando" significa que hay o un arrecife o un bajo muy cerca de la superficie, y si no tomamos nota de su posición podría poner en peligro a cualquier barco que...- la explicación de Jeet fue interrumpida por un abrumador soplido llegado desde aquel escoyo que dejaba escapar dos grandes chorros de agua y vapor a una muy considerable altura -esto es... Esto es imposible! No hay actividad volcánica submarina en esta zona! Eso no es un geiser!- dijo mientras corría al timón y aceleraba el motor girando la punta de su barco directo a tierra firme arrojando a Byuford contra el pasamanos de popa que quedo mirando directo a aquello que asusto a su capitán, solo para contemplar como una intensa luz aparecía bajo las aguas como si un enorme ojo se abriera.

 -¡UN MONSTRUO MARINO!- y así fue como inicio aquel rumor, al principio solo eso, un rumor de tantos que cuentan los marinos al calor de las copas en un bar y bajo la sombra de la soledad de pasar meses en el mar, pero los reportes fueron creciendo uno tras otro, por allá lo habían visto en Sudamérica, otros lo reportaban en Australia, unos más en las costas de california, todos rumores sin fundamento hablando de abordajes, choques accidentales con la bestia, y avistamientos, otros que decían que media más de cien metros de largo, ya que sus barcos median esa cantidad y aun así los superaba en tamaño, habían quienes lo cronometraban en una velocidad de más de 50 millas por hora, una verdadera fantasía, eso serían unos 96 kilómetros por hora en el mar, las naves más rápidas apenas alcanzan las 20 millas, y con el riesgo de hacer explotar al buque, por lo mismo los rumores de que se trataba de algún barco de nación hostil fueron rápidamente desechados, no hay artilugio hecho por el hombre que pueda viajar a esa velocidad, mucho menos, bajo el agua, sería un suicidio encender calderas en un buque de ese tipo, y así siguieron los rumores por un largo año, hasta que ocurrió lo inevitable, un buque de bandera americana se encontró con la bestia y cometió la imprudencia de darle caza, aquellos desdichados deberían dar gracias porque su nave soportara la embestida de aquella creatura de las profundidades, al llegar por fin a puerto su barco parecía el más patético de los ebrios, dando tumbos e incapaz de mantenerse derecho por más de cinco segundos, ya en el dique seco las risas dieron paso al miedo, en el costado, cerca del compartimiento de máquinas, había un boquete perfectamente triangular de dos metros de altura, esa era la causa del navegar como ebrios, lo único que los salvo fueron los siete compartimientos estancos en los que estaba dividido el casco, la gente comenzó a asustarse y hubo quienes al calor del licor exigían a sus gobiernos que le dieran caza a la creatura, en ese ambiente de incertidumbre y miedo a lo desconocido fue el regreso a Nueva York del renombrado arqueólogo independiente Ohaio Flynn de su última expedición a las tierras de california donde había descubierto nuevas creaturas  prehistóricas fosilizadas, pero en lugar de su increíble aventura en tierras sin explorar, todas las preguntas eran iguales.

 -! Doctor Ohaio Flyn! Queremos su opinión profesional sobre la gran bestia!- decía un reportero en medio de los empujones que recibía de otros reporteros que luchaban por oír lo que el conocido aventurero tenía que decir, aunque parecía que muchos ignoraban a propósito su gesto de desagrado por la pregunta, de entre las manos que se estiraban ante él, tomo un papel con una fotografía del encuentro con la nave de los ebrios, miró fijamente el tamaño del hueco, y le regreso el documento a su dueño.

 -no es otra cosa que un narval gigante- dijo con desdén el pelirrojo.

 -¿Un Narval?- dijeron en coro los reporteros.

 -sí, un narval, es un miembro de los mamíferos marinos, normalmente visto en los polos, y tiene un enorme colmillo que sale de su maxilar superior hacia al frente como si fuera un cuerno que usa como ariete, en la antigüedad vendían ese colmillo como si fuera un cuerno legítimo de unicornio- los reporteros parecía que trataron de digerir la información, pero de inmediato lo escribieron en sus libretas y salieron a toda prisa a escribir para sus diarios dejando al aventurero completamente solo parado en las escaleras de su hotel -monstruos marinos, bueno, yo he visto a un ornitorrinco antropomórfico bailando y con coristas, usando un fez en Sudamérica, hay cosas aún más locas en el mundo- dijo mientras entraba al hotel rascándose la cabeza, allí nadie lo molesto, finalmente entro a su cuarto y se derrumbó sobre el sillón a leer el periódico, para su mala suerte si que eran eficientes los periodistas americanos, o al menos eso esperamos, a lo largo del encabezado decía claramente "El Dr Ohaio Flynn asegura que el monstruo del pacifico es un Narval gigante" prácticamente todo el articulo hablaba del monstruo y sus apariciones, una nota marginal de su comentario, y nada de su último viaje de exploración, resignado, se dispuso a tomar una taza de café, cuando el intenso tocar a su puerta lo sobre salto, apenas se disponía a articular una palabra cuando bajo la puerta se deslizo una carta, la tomo, y distinguió el remitente, se trataba de la oficina del secretario de la marina americana, reprimió su impulso de arrojarla a la basura, y la abrió, nada perdía con leerla, después de todo, el y la disciplina militar no se llevaban bien, para un espíritu emprendedor y aventurero, el ejército no le ofrecía nada, menos la marina, pero ni siquiera termino de leerla cuando sus ojos ya se veían inundados con la emoción de una nueva y magnifica aventura, aunque ahora no contaba desde hacía un tiempo de la invaluable ayuda de su amigo Rockiland Flecher, ya que él se había marchado por un camino diferente a buscar nuevas experiencias mas practicas y redituables que la búsqueda de tesoros semi-miticos para donarlas a algún museo, al final, la triste realidad del capitalismo los había separado, aun así Flynn ya era llevado por sus pasos a la habitación que usaba como estudio y biblioteca, abrió la puerta y comenzó a buscar en el interior de la habitación.

 -Necesito un consejo- dijo en voz alta mientras caminaba, pero de una manera tan descuidada que no podía evitar toparse con todas las cajas en el suelo hasta finalmente terminar sentado sobre una de ellas, entonces se escuchó que alguien no había podido evitar dejar escapar una tímida y corta risita.

 -Hola Phineas, ¿qué estás haciendo?- Flynn levanto la mirada y allí estaba ella, sentada sobre una escalera mientras cerraba un libro que seguramente estaba leyendo.

 -Hola Isabella, estaba buscándote porque necesito un conse... oye, espera un segundo, ya sabes que me debes de llamar Ohaio- dijo el pelirrojo mientras se levantaba.

 -Es que me gusta tu nombre Phineas- dijo ella mientras sacaba otro libro -no tiene nada de malo-

 -no tendría nada de malo si mi papa no le hubiera puesto el mismo nombre a su caballo, aun no se porque lo tenía en el librero, eso debería de ser considerado maltrato animal- se quejó Phineas, a lo que Isabella solo se limitó a sonreír.

 -Si es sobre los paquetes, ya casi todo esta listo, la colección esta empacada y mañana temprano vendrán por ella para embarcarla a Paris- dijo la morena mientras acomodaba los libros en una caja y bajaba de la escalera.

 -sobre eso, Isabella, veras, yo...- Phineas le mostro la carta a la morena y ella la leyó en voz alta

  -"Del escritorio del secretario de marina, señor Ohaio Flynn, debido a la amenaza que representa el Narval gigante para la navegación segura de bienes y personas, el gobierno de la unión lanzara una expedición para darle seguimiento y estudiar mas detalladamente al titan del mar, debido a su experiencia y conocimientos en el tema, me veo honrado de invitarlo a participar en dicha expedición para que una vez localizado el monstruo proceda a catalogarlo y estudiarlo adecuadamente, ya que finalmente hemos tenido noticias de su última ubicación, una fragata zarpara del muelle 3 de Brokling esta noche a las 8:00 pm para cruzar por el canal de panamá y darle fin a esa amenaza"- Isabella levanto la mirada, seria mentir si dijera que Flynn no lo noto, en los ojos de ella había cierto aire de decepción, ansiaba este viaje a Paris desde que les pidieron ir como curadores de la colección que habían reunido, también para Flynn era una decisión difícil, a pesar del alejamiento de Rockiland Flecher, no termino por extrañarlo, Isabella era quizás más intrépida que ellos dos juntos, y su lema era literalmente "estar siempre preparada" Flynn podía contar para todo con ella, ya sea una excursión a las altas montañas, al frio ártico o al infernal desierto, Isabella daba el primer paso junto a el, o incluso antes si se descuidaba, ya se consideraban grandes amigos, al grado de confesarle su nombre verdadero y la razón de porque lo escondía, pero en esta ocasión si había algo diferente, no solo se trataba de posponer un ansiado y bien pagado trabajo como curadores de un museo parisino, de hecho, que se involucraran en esta aventura les daría aún más renombre como intrépidos investigadores corriendo detrás de cada misterio que  aun oculta el mundo, pero desde que ella se unió a sus aventuras, había perdido contacto con su querida madre, y ahora que finalmente se reunirían de nuevo en la ciudad luz, una nueva aventura tocaba a su puerta, una que bien podría ser la última.

 -Isabella?- el sonido de una torre de maletas golpeando el suelo fue toda la respuesta que tuvo.

 -¿qué es todo esto?-

 -son tus maletas, ya tenía todo listo para que partiéramos la próxima semana a Paris- dijo la pelinegra evidentemente molesta.

 -¿estas enojada?- a veces los hombres hacemos preguntas bastante estúpidas

 -no, no estoy enojada- ¿porque son así hombres y mujeres?

 -Isabella, perdona, pero por eso quería tu consejo, se lo importante que es Paris y...-

 -no es que estuviera emocionada con los románticos cafés parisinos, los románticos paseos por el Sena, la romántica mirada desde la torre Ifel antes de que la demuelan, tener una cena en una romántica noche, o la romántica- la lista de "románticas" opciones siguió mientras ella le daba la espalda al pelirrojo, sinceramente hasta Phineas tiene que darse cuenta que era otra cosa lo que emocionaba a Isabella de Paris, el camino y pone sus manos en los hombros de ella.

 -¿y si hacemos un trato Isabella?- dijo Phineas -si llegamos a una costa al otro lado del mundo sin ver al narval, cobraremos nuestra parte y desde allí viajaremos a parís atravesando todo el oriente, visitaremos Japón o china, de allí a la india, y por el ferrocarril seguiremos hasta París, ¡Sera un romantico viaje al rededor del mundo!- escuchar a Isabella repetir tantas veces la palabra "romance" hizo imposible que Flynn no la dijera sin querer, cuando se dio cuenta y quería corregirlo, ya era arrastrado con todo y maletas por una entusiasta Isabella que lo llevo hasta el taxi que los esperaba en la entrada del hotel, subió las maletas al techo y a Phineas a dentro del coche (que bueno que en ese orden) y emocionada le indico al cochero a donde ir.

 -he? Espera Isabella, ¿y tus maletas? ¿y cómo conseguiste el taxi?- Phineas se quedó callado al ver a Isabela tan seriamente sentada a su lado, sin un cabello fuera de su lugar -¿Isabella?-

 -como ya las tenía preparadas solo las arroje por la ventana y cayeron encima del taxi que nos esperó a que bajáramos- dijo mientras lo miraba a través del reflejo del espejo de su polvera.

 

-¿arrojaste tus maletas por la ventana?- dijo sorprendido Phineas

 

-no, las tuyas- dijo Isa mientras cerraba su polvera y la guardaba en su bolso.

 

-menos mal que no me lanzaste a mí- dijo Phineas medio en broma.

 

-menos mal que dijiste "romántico viaje al rededor del mundo"-dijo coquetamente Isabella como respuesta, a lo que Phineas comenzó a sentirse extrañamente asfixiado como si estuviera en el interior de un horno, quizás no logre entenderla a veces, y otras le dé una extraña mescla de admiración y terror mortal, pero no puede negar que tiene a la mejor para este tipo de viajes a su lado.

 

Muy cerca de las 8:00 el taxi llego al muelle donde se encontraba anclada la fragata de la unión "U.S.S. LINDANA" mientras era cargado con todo lo necesario para su largo viaje, era difícil subir a bordo y también caminar gracias al movimiento de los hombres, en uno de tantos un marino que cargaba unos costales paso golpeando a Isabella arrojándola a los brazos de Flynn.

 

-¡Hey! ten más cuidado! ¿estás bien Isabella?- al estar por un momento tan cercanos lo mejor fue el silencio, una pequeña sonrisa de parte de ambos y.

 

-ustedes dos, no se queden allí parados, mis hombres necesitan usar la rampa- una fila de marinos algo molestos (o quizás envidiosos) esperaba a que la pareja dejara libre el paso, apenados se tuvieron que separar y dejar libre el paso mientras seguían sin saber que decirse -si va a subir a este barco despídanse ya y dejen de estar distrayendo a mis hombres- fueron interrumpidos nuevamente por aquella familiar pero irritante voz desde lo alto de la tabla usada para subir a bordo, aunque la silueta de la que provenía era más y más familiar.

 

-Ho, lo, lo ciento ¿Candace?- dijo Phineas al ver quien hablaba.

 

-Debí suponer que serían ustedes, ha pasado mucho tiempo- dijo la chica de cabello naranja al verlos en el muelle, aunque ahora vestía el uniforme de un oficial de marina.

 

-sí, así es- dijo Phineas -la última vez fue cuando buscábamos la ciudad perdida en Australia, ¿estas encubierta para una nota?-

 

-¿he? ¿Esto? No, me di cuenta que el periodismo de investigación no es lo mío, y de que me gustaba más dar órdenes y tener el control, es más, satisfactorio para mí, la marina es lo mío, reciben mis órdenes y nadie me las da a mi- Candace los vio de arriba a abajo antes de seguir hablando -veo que aceptaste la invitación, y ¿viniste a despedirlo Isabella?-

 

-¿despedirnos? No, creo que estas equivocada, Isabella vendrá conmigo como mi asistente, en realidad estamos tomando este viaje como un rodeo para ir a Paris- dijo el pelirrojo sin prestar atención al tono de voz de Candace.

 

-Encantador- dijo algo molesta la peli naranja, bajo la rampa y tomo la mano izquierda de Isabella con ademan de besarla -bienvenida a bordo del U.S.S. Lindana señorita Isabella, soy la comandante de esta misión- pero en lugar de besar la mano de la chica, Candace observo con mucha atención los dedos de mano de la pelinegra -Mmmmmm aún no hay sortija- murmuro Candace, se incorporó y dijo a uno de sus hombres -¡Hey tú! Lleva las maletas de ellos, y ¡ASEGÚRATE QUE SEAN CAMAROTES SEPARADOS! los bebes vienen de parís, no van para allá- dijo lo último con un murmullo aunque todos al rededor lo escucharon fuerte y claro.

 

-¿qué crees que quiso decir con eso Isabella- pregunto Phineas a una sonrojadisima Isabella, ¿o no entendió o trataría de fingir demencia? los preparativos estuvieron listos apenas terminaron de subir al barco, la rampa se retiró, las chimeneas comenzaron a soltar dos torres de humo negro, los pistones de vapor comenzaron a moverse en sus cilindros, las paletas de las ruedas comenzaron a girar y el sonido de la cadena arrancando el ancla del fondo fue la despedida del puerto, pequeños remolcadores y yates fueron los últimos que despidieron a la U.S.S. lindana de las riberas de nueva york, en una hora las luces de la gran ciudad desaparecieron en el horizonte y las estrellas se apoderaban nuevamente de la noche, la triangular silueta del pelirrojo se distinguía en la proa, ahora viajaba de nuevo a una emocionante gran aventura.

 

 


saludos!! lo prometido es deuda, les traigo a ustedes (algo tarde) un nuevo fic que espero les guste


cap 2: fav.me/d8ta8m6
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draoptimusstar2's avatar
donde hay vida hay misterios y las aventuras estan cuando menos las esperas y hay cosas que nunca cambian y por años son